Honduras, por situarse estratégicamente en el corazón de Centroamérica, posee dos reservas de biósfera 15 parques nacionales y 10 reservas biológicas, que protegen más de 230 especies de aves indígenas y más de 25 grandes mamíferos que habitan en los bosques.
Todo ello encierra un auténtico turismo de
montaña, que la mayoría de los visitantes suelen emprender por grandes
recorridos, reforzados con guías y autoridades locales.
¡A CONQUISTAR LA CIMA!
Si lo que busca es capturar todas las bellezas
naturales en un sólo lugar, hacer contacto prolongado con la naturaleza, el
canto de los pájaros o de pronto encontrarse con una especie animal en
extinción, se recomienda visitar la cima del Parque Pico Bonito, la Biósfera
del Río Plátano, el Parque Nacional la Tigra o el Refugio Silvestre de Cuero y
Salado.
Pico Bonito -ubicado en Atlántida- representa
todas las bellezas naturales de Honduras; desde su cúspide y otros picos se
puede apreciar la majestuosa selva, cataratas y las diferentes especies que
hicieron de esta cima su hábitat. Colinda con la Bahía de Trujillo, las
montañas de Yoro y Punta Sal; la historia refiere que los cerros y
montañas que conforman este Parque Nacional pertenecen a la Cordillera Nombre
de Dios.
La biósfera del río Plátano fue declarada
Patrimonio de la Humanidad en 1976; está rodeado por hermosísimo bosque, rico
en especies arbóreas que algunas ni siquiera están clasificadas por la ciencia.
Durante su recorrido -en escala o por barco- se aprecian petroglífos sobre
rocas, vestigios de civilizaciones que visitaron en el pasado la zona central del
país; su fauna es abundante, rodeada de aguas cristalinas de gran caudal.
Más allá de la Costa Norte del país, se
encuentra el refugio silvestre de Cuero y Salado, cuya riqueza natural es
incomparable por el conjunto de ecosistemas, selva alta, manglares y playas que
le rodean. su composición natural permite apreciar todo un abanico de especies
naturales, entre ellas monos aulladores y cara blanca, así como el manatí
y 200 diferentes especies de pájaros, su ruta se accede a través de pequeños botes.
En Francisco Morazán, también hay cabida para el
turismo de Montaña; tanto en la cúspide del Picacho, como en otras localidades
aledañas ubicadas a 22 kilómetros de la ciudad capital, nos referimos a Valle
de Ángeles o Santa Lucia, dos regiones vecinas que ofrecen una variedad de
actividades de montaña como el canopy o alpinismo en menor escala.
Diferentes destinos y encantadores paseos hacen
de los más aventureros eco-turistas, unas mágicas y relajantes vacaciones en un
país cinco estrellas repleto de exhuberancia natural, con playas vírgenes y
parajes naturales que invitan a aventurarse más allá del mar y apreciar
una variada flora y fauna de montaña.
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